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¿Cuándo me inicié y comencé a trabajar en la discapacidad?

No lo sé, creo que las circunstancias me llevaron por este camino.

Allá por 1960 cursaba la carrera de medicina en Córdoba en la última etapa y a raíz de una grave enfermedad de mi padre tuve que regresar a Salta. Para ese momento ya había finalizado mi formación como reeducadora muscular. Recuerdo ser convocada para formar parte de ALPI, una institución salteña que atendía personas afectadas por la poliomilitis infantil. Al tener yo una discapacidad provocada por polio a los dos años, la cual atrofió una de mis piernas, me sentí motivada y empecé a desempeñarme atendiendo y capacitando de forma ad honorem en esa institución. A partir de ahí nunca paré, trabajé en el Hospital San Bernardo, en el hospital Oñativia y en clínicas y sanatorios privados en el área de la rehabilitación.

Poco a poco la vida me fue llevando a involucrarme y desempeñarme en centros de atención para personas con discapacidad a partir de la década del 80 hasta que en el año 1996 con un bagaje de conocimientos y un gran deseo de construir una institución afín a mis ideales, donde pudiera volcar mi experiencia nace el centro educativo terapéutico Ayúdame a Crecer.

Fueron comienzos muy difíciles, pero tanto familias como equipo de trabajo creyeron y apostaron a este proyecto. Inicialmente el motor fue brindar un espacio de contención y rehabilitación.

 

En el año 2002 se crea el servicio de Estimulación Temprana. En el año 2010 se comienza con la actividad de Nivel Inicial y Educación Primaria. A partir del año 2015 se amplía el servicio de apoyo a la educación inclusiva y finalmente en el año 2022 extendemos nuestras prestaciones a los servicios de rehabilitación y aprestamiento laboral.

A lo largo de los años la institución ha estimulado la conformación y consolidación de proyectos de diferente índole que se ocupan de la diversidad de problemáticas y desafíos en pos de la inclusión en todos los aspectos de personas con discapacidad brindando herramientas para logara el autovalimiento y mejoras en la calidad de vida.

En mi historia personal tener una discapacidad motriz no me ha definido, no me ha limitado, no me ha condicionado. Pude hacer todo lo que me propuse. Vivo de manera plena y feliz y nunca permití que las barreras del medio sean un impedimento y simplemente ese es el motor que aún hoy me impulsa a dedicarme a apoyar y acompañar a personas con discapacidad. Este ha sido y sigue siendo mi proyecto de vida.

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